Manifiesto Crisiscista

``La crisis es un pozo convexo que nos atrapa dentro, todo el tiempo; y no importa cuánto pase: es el tiempo sin edad que se queda jugueteando en nuestras pestañas y en el rabillo de nuestros ojos para que siempre le miremos de cerca. Simplemente se queda aquí junto a nosotros. La crisis es tener que escribir.´´



miércoles, 7 de marzo de 2012

caminos angostos

I
una falda se divide
repentina
y sobre una pierna
surge la muerte


II
un par de ojos un par de pies
para las flores con infancia de jardín
y caminos angostos


III
sin saber porqué
.........................uno lleva flores
sin saber porqué
.........................uno las recibe de vuelta
sin darse cuenta
.............................no las olvida
http://descraciasdehuerfano.blogspot.com/

ojalá que con este link puedan entrar a ver el blog que estoy creando desde hace algunos meses y que en los próximos días tendrá una repentina explosión de creatividad que tiene algún tiempo acumulada.

saludos

jueves, 7 de julio de 2011

Variaciones de una Fanfinática

ADVERTENCIA
El siguiente capítulo que leerán a continuación es un horrible relleno, no recomendado para los exigentes críticos conservadores, su nivel de incoherencia desborda a lo común. Aquí inicia lo que será el nuevo Teatro Dragón Ball, donde los personajes de Akira Toriyama interpretaran diferentes papeles para el disfrute de gente tan loca como yo. Originalmente fue diseñado para ser un guión teatral común y corriente, pero debido a mi egocentrismo como aprendiz de dramaturgo y a lo freak que puedo ser, he decidido hacer mi santa voluntad. No me regiré por las reglas que acostumbro, ni utilizaré la terminología de la dramaturgia. Esta obra dramática es creada para la diversión de la autora y de los lectores, por lo que, las discordancias están hechas a conciencia debido a la demencia de la autora. Los personajes y el anime, del que se basa esta obra, no me pertenecen, son del gran maestro Akira Toriyama, yo sólo soy una fanática enferma que los utiliza como marionetas.
La obra dramática que se presenta continuación es totalmente exclusiva, sólo puede ser interpretada por los personajes de Dragón Ball y ningún actor puede intentarlo.

Acompáñenlo con leche. Coman plátanos y verduras.

Se abre el telón
Tres Deseos
Acto único

Justo en medio del escenario aparece una mujer de cabellos celestes. Viste su traje ajustado de conejita. Mira el público, se detiene, posa y tira un beso volado.
Como sabrán esa hermosa mujer, de curvas exuberantes, es nuestra linda protagonista. La peliceleste camina balanceando sus caderas, se coloca detrás de la barra del bar y comienza a limpiar con un trapo la superficie de madera barnizada.
Entra Vegeta

Vegeta: (Mira el libreto en sus manos con una cara endurecida. Muestra sus dientes en un gruñido, su ceja tiembla. Se resigna) Emm… Bulma…. Digo, señora…
Bulma: ¡¿Señora?! ¡¿Ves algún anillo en mis manos?! Tarado… (Tira un suspiro indignado, volteándose para otro lado. Susurra mordaz) Mi amante aún no me pide las nupcias, es un desempleado haragán.
Vegeta: (Rompe en mil pedazos el libreto y voltea hacia la mujer, la apunta con un dedo) ¡Tú! ¡Pedazo de humana pestilente! Dame de su mejor tequila ¡Ahora! Que no tengo paciencia para estas estupideces.
Bulma: (Conteniendo su ira) Vegeta… No inventes tus diálogos ¡Gorila imbécil!
Vegeta: (Cruzando los brazos. Sonríe con prepotencia) Mira quien se está saliendo del papel…
Bulma: (Saltando la barra y dirigiéndose a su amante, se enfrenta a él cara a cara) Mira Vegeta, a mí no me vengas con estos jueguitos que no me tienes muy contenta. Soy una mujer joven y hermosa, debería estar viviendo al tope mi vida de millonaria con un príncipe azul, con el cual seguramente estaría CASADA. Pero en lugar de eso estoy manteniendo a un simio arrogante que viene a insultarme cuando se le viene en gana. A ver dime, qué tienes que decirme acerca de eso.

El hombre la mira. Bulma le corresponde con sus furiosos ojos. Vegeta toma a la mujer por la cintura y la acerca a él. La mira con intensidad con sus perlas, negras y brillantes, deseándola. Sonríe con lujuria.

Bulma: ¡¿Pero qué haces?! ¡Suéltame!
Vegeta: (Ríe gutural) Repíteme todo eso…
Bulma: ¿Qué? ¿Cómo? Ugh… (Frustrada. Desvía los ojos sonrojada por la cercanía de sus cuerpos) Que eres… un… simio salvaje y para nada… ¡Para nada! Eres mi… príncipe azul (Lo mira. Se enfurece avergonzada) ¡Idiota!
Vegeta: (Serio) Claro que no, soy el prín…
Bulma: (Aburrida) Príncipe de los saiyajin, sí, sí, ya lo sé Vegeta…
Vegeta: ¿Pero…Qué? ¡Ahg! (La suelta. Cruza sus brazos) No tengo porque oír tus estupideces, lo único que necesito es d…
Bulma: (Con tono burlón. Imitándolo) ¡Derrotar a Kakaroto!
A Vegeta le cruza un rayo por la frente, forma su puño con furia. Antes de abrir los labios para contestar es interrumpido por Krilin que entra del otro lado del escenario.
Krilin: Había oído que, cuando las parejas se completaban las frases, era por verdadero amor, pero Bulma, creo que lo estás haciendo mal.
Vegeta: ¿Quién es este insecto calvo?
Krilin: (Guarda el equilibrio para no caer) Que no soy calvo… (Se incorpora)Muy bien ignoraré eso y seguiré con la obra… (Carraspea) ¡Soy Krilin! Su… (Intentando decir la palabra) Su… (Notándose el trabajo que le costaba pronunciar lo siguiente) Su…

Vegeta y Bulma lo miran esperando el diálogo.

Krilin: (Hilo de voz) Hada madrina… (Vuelve a su entusiasmo para seguir con su papel. Hace una pose, colocando sus tres dedos al frente) ¡Y voy a concederle tres deseos…!
Vegeta: (Sonríe victorioso) Debiste comenzar por ahí sabandija, mis deseos son…
Krilin: (Interrumpiendo con un grito burlesco) ¡…A Bulma!
Bulma: ¿A mí? (Sorprendida. Vegeta enfurece cada vez más) Pero Krilin, para eso son las esferas del dragón…
Krilin: (Negando con un dedo) No, no, no, te equivocas Bulma, las esferas del dragón se utilizan para revivirme, estos deseos son sólo para tus caprichos.
Vegeta: (Apartando a Bulma, se dirige a Krilin) Y exactamente ¿Por qué a ella le vas a cumplir los deseos?... ¿Quién te crees tú insecto despreciable?
Krilin: (Mira al saiyan) Bueno Vegeta, eso es muy fácil. Si te diéramos a ti tres deseos lo más probable es que terminemos siendo tus esclavos y eso no es nada divertido, este capítulo es para divertir a los lectores no para asustarlos ¿Comprendes?
Vegeta le gruñe con furia. Krilin se aparta y se oculta detrás de Bulma.
Bulma: Vamos Vegeta, cálmate, hagamos algo, yo pediré dos deseos y te cederé uno a ti ¿Qué te parece? ¿Verdad que es muy generoso de mi parte? (Al pequeño) Krilin… ¿Se puede?
Krilin: Pero Bulma… Nos vas a mandar al infierno a todos… Dime ¿Qué es lo que pasa por tu cabeza?

Bulma guiña un ojo.

Krilin: ¿Qué se supone que debo pensar con eso? (Se resigna) Bueno… Está bien… Pero si algo malo le pasa a la humanidad yo no me haré responsable (Saca una varita mágica, ¿De dónde? Se deja a la imaginación)

Vegeta sonrió con vileza. La escenografía es cambiada por Goku y Gohan que visten de negro, supuestamente, para no ser reconocidos. Atrás de Bulma, el bar es levantando, se le coloca un trono gigante. Goku la agarra de su cintura, flota y la coloca ahí. Bulma le sonríe en agradecimiento.

Bulma: (Dirigiéndose a Krilin) Bien… (Cruza las piernas y descansa su mejilla en su mano, observando a los dos hombres desde arriba) ¿Qué pediré?

Desde aquella posición, Bulma, parecía una tirana. Vegeta ocultó el temor, sabía que estaba en problemas

Bulma: Bien Krilin… Ya sé que es lo que quiero…

Los dos hombres esperan la respuesta.

Bulma: (Se sonroja y coloca sus dos manos en sus mejillas) Siempre he soñado con esto, me muero de ganas…
Krilin: (Angustiado por sentir el ki de Vegeta incrementarse) Ya dime… No nos dejes así Bulma…
Bulma: (Entusiasmada) ¡Quiero que transformes en chibi a Vegeta!

Krilin se conmociona, siente que sus días están por acabar, mira a Vegeta, pero descubre que su ki se nivela. Vegeta se extraña por el deseo de la mujer, él desconoce el significado de ese término tan extraño, pero de cualquier modo se estremece al sentir que nada bueno vendrá de esa petición.

Vegeta: ¿Qué rayos es eso?
Krilin: Vegeta no me mates por lo que voy a hacer… Ten piedad de mí… Yo sólo cumplo con las órdenes de Bulma (Saca la varita. Toca a Vegeta con la punta) ¡Conviértete en chibi!

Vegeta sufre una transformación. Empequeñece, su cuerpo se curvea dejándolo esponjoso y suave. Mira su horrible transformación, su terrible mirada parece un mal dibujo. Vegeta es tierno y abrazable ahora. Krilin sale de escena como alma que lleva el diablo. Bulma se tira del gran trono, agarra a Vegeta, estira las mejillas del pequeñín y lo abraza hasta casi ahogarlo en sus senos.

Bulma: ¡Vegeta! ¡Eres tan lindo! Tan esponjoso
Chibi Vegeta: ¡¿Pero qué rayos me hiciste?! ¡Devuélveme a mi estado original! ¡Maldita sea! ¡Ahg! (Se zafa) ¡Ja! Aún soy fuerte (Tira energía de sus manos como un loco)
Bulma: (Lo mira desilusionada) Pero Vegeta… Así no puedo jugar contigo.
Chibi Vegeta: (Apunta con un dedo a la peliceleste) ¿Y quién dijo que quiero jugar contigo? (Lanza más energía para destruir el escenario)
Bulma: (Agarra a Vegeta de la ropa para mirarlo y detenerlo. Vegeta despotrica furioso) Ya sé… ¡Krilin! ¡Sal de las bambalinas! ¡Cobarde! ¡Ya tengo mi siguiente deseo!
Krilin: (Asomándose) ¿Qué? ¿Qué me vas a pedir? (Mira a Vegeta en las manos de la mujer) Bulma no sueltes a ese sujeto que podrá verse muy tierno pero es muy peligroso…
Chibi Vegeta: (Aún atrapado de su armadura) ¡¿Tierno?! ¡Yo soy todo menos tierno! ¡Acércate y verás gusano! ¡Te demostraré lo que es tierno! ¡Calvo miserable! (Le sale humo)
Bulma: (Grita emocionada) ¡Deseo que le quites toda su fuerza saiyajin!
Vegeta queda de piedra. Krilin se le escurre el sudor. Mira al chibi con algo de pena y temor.
Chibi Vegeta: (A Bulma) ¡¿Pero qué estás diciendo Bulma?! ¡Retráctate en este mismo instante! ¡No creas que por ser mujer no te haré daño!
Krilin: Estás segura Bulma… No crees que sea demasiado…
Le salen brillos a Vegeta. Sus reacciones se estaban volviendo más tiernas y animadas. Sacude su cabeza para recobrar el sentido. Amenaza con un puño a la mujer.
Bulma: (Triunfal) ¡Mas que segura! (Enseña a su pequeño amante al público. Lo tira. Krilin aprovecha para batearlo con su varita. Chibi Vegeta sale volando)
Krilin: ¡Ay no! Le di muy fuerte de por sí sus fuerzas ya estaban debilitadas… Yo creo que… (Se desliza hasta llegar al final del escenario) ¡Me largo, ahí se ven!
Chibi Vegeta: (Entra con un chichón y un lagrimón en su ojo. Corre hacia Bulma) ¡Vas a ver Bulma! ¡Baja ahora y verás! (Gruñendo) No puedo creer que me hayas hecho esto… ¡Mujer Insolente!
Bulma: (Enternecida) ¡Ay pero eres tan lindo! (Lo abraza y lo frota contra su mejilla. Le sale un corazón con un sonido meloso)
Chibi Vegeta: (Gruñón) ¡Suéltame es una orden! (Explota humo de su cabeza. Refunfuñando) ¡Ya verás, me vengaré! ¡Estúpida Bulma con sus estúpidos deseos! (Se detiene. Aparecen puntos suspensivos arriba de su cabeza) Es cierto… Me queda a mí un deseo… (Ríe maquiavélicamente con la cara oscurecida y una sonrisa mal dibujada. Busca a Krilin) ¿Dónde rayos se metió ese insecto? (Susurra) Ese cretino…
Bulma: ¿Qué pasa, Vegeta? ¿Qué tienes frío? (Se emociona) ¡Ya sé! (Lo mete entre sus senos) Ahí estarás calientito (Sonríe)
Chibi Vegeta: (Rojo del coraje. Explota) ¡Sácame de aquí es vergonzoso y ridículo! ¡Soy el príncipe de los saiyajin! No debería estarme pasando esto (Lagrimones) ¡Y estas estúpidas reacciones tan humillantes! ¡Ahg! ¡Quiero volver a la normalidad! (Talla sus ojos con rudeza)
Bulma: ¿Qué dices Vegeta? ¿Deseas volver a ser tú mismo?
Chibi Vegeta: (Se voltea para mirar a la mujer) ¡Claro que sí! ¡¿Quién le gustaría estar así por siempre?! A veces dudo de tu inteligencia…
Bulma: (Sonríe. Se voltea hacia Krilin que se esconde tras bambalinas) ¿Oíste eso Krilin? Parece que Vegeta pidió su deseo…
Chibi Vegeta: ¿Eh?...
Krilin: (Sale rápido) ¡Concedido! (Lo toca levemente en su cabeza con su varita) ¡Pum!
Vegeta se transforma, regresa a su estado original. Aprieta contento los puños por el cambio.
Vegeta: (Ríe malvado) ¡Ahora verás! Ahora soy… (Se detiene. Se enfurece de repente. Apunta con un dedo a Bulma que se ríe) ¡Maldita seas Bulma! ¡Tú planeaste esto desde el principio! ¡Estoy en la misma situación que cuando comenzamos! ¡Sólo te gusta perder mi tiempo! Ahg… (Aprieta con fuerza uno de sus puños. Contiene su rabia)
Bulma: (Triunfal y altiva) ¿Dudabas de mi inteligencia Vegeta?
Vegeta: (Se incorpora y sonríe confiado) Bueno… No importa, de todas maneras me vengaré a mi manera…
Bulma: (Preocupada) ¿Qué?… ¿Qué harás Vegeta?
Vegeta: (Se acerca intimidando a la mujer) Pues lo que siempre hago para equilibrar la balanza…
Bulma: (Sonrojada sonríe cómplice) Vegeta…

La pareja se besa. Vegeta tira su bigbanG a los reflectores, uno a uno, con sus labios pegados a los labios de la peliceleste. Se forma el oscuro.

Se cierra el telón

domingo, 12 de junio de 2011

La falda y el viento.

``La Falda y El Viento´´
Áurea Mortis



La Vida tiene fascinación de puente en paralelas. Le encanta soplar y revolverlo todo. Y esa Vida es la que me llevó al parque. La que hizo de mi polaroid un puente, la que me presentó primero a tus pierna, un par de artistas que van por la vida cual pasarela, soberbias como monumentos, altivas como la palabra, guiñándole el ojo al fotógrafo en turno; y para mi suerte, el único del lugar, era yo.
Incluso antes de mirar la sinceridad de tus piernas, había observado tu andar. Las pantorrillas; tus rodillas coquetas apenas asomaban la vista al menear tu falta con el compás de caderas, que seguía el swing hipnótico de tu paso. Fue la suave cadencia de tu falda lo que abrumó al viento. Catatónico no se contuvo; quería un baile más liberador, un tango eléctrico, quizás.
Y se hizo un torbellino. Tú hiciste un esfuerzo casi ingenuo, por impedir aquel danzón. El viento agitó, movió, levantó y ¡dejó al desnudo! tus piernas cuando llevó la falda al cielo (también hizo vibrar a la polaroid, que no perdió tiempo). El baile duró hasta después que decidiste, con el calor explotando en las mejillas, tomar asiento en la banca más cercana. O sea: la mía.
Me emocioné al notarte cerca, subyugando con mano firme la anarquía de tu falda, que se dejó a un ligero ondular de llanto. Abrí la boca, la cerré de nuevo. Y no me notaste hasta que busqué reducir distancias; entonces tus ojos de gato negro se afilaron presurosos. La instantánea se agitaba, no sé si por el aire o por el nerviosismo de la mano que la sostenía. Los latidos del viento me taladraban los oídos.
El aire cesó. Todo quedó en calma. Te levantaste. El viento: magnífico, implacable, mi aliado, volvió a agitarse y antes de que la falda volviera a revelarse, te devolviste a la banca. ¡Ninguna broma! el viento se aquietó. Temblaste; supongo de rabia. Mi brazo se extendió a ti, te ofrecía la instantánea. Miraste el objeto, luego tu mirada caminó por mi brazo, causándole zendo escalofrío, hasta encontrarme los ojos.
Tomaste la fotografía. El calor golpeó sin amenaza, y creo que deseaste que soplara un poco el viento. Un incendio se hizo de tu cara. Con enojo te incorporaste. Tirité. ¡No quería que te marcharas, me dejaras en rumores ti!. Me puse en pie, te exigí la instantánea. El viento amenazó con una suave briza. Me miraste y luego observaste la fotografía. Tus piernas. ¡Hiciste un rompecabezas! dos movimientos para cuatro pedazos que dejaste al viento, que a tu marcha se embraveció.
Intentando controlar la falda comenzaste a caminar trastabillando, mientras yo perseguía un pasado, que iba con el viento por entre los jardines del parque; fotografía que hiciste pedazos que se hicieron ninfas. Con la locura vibró la polaroid; giré para mirarte, te capturé como una insignificancia al horizonte. Eso sucede según la perspectiva: cuando nos alejamos nos hacemos pequeños. El viento se amansó; o se fue, quizás tras la falda bailarina.

martes, 7 de diciembre de 2010

La Última Escena De Alediyuki

La Última Escena

Por: Karla Alejandra Díaz Borges

Personajes:

Tristán

Crítico Leandro

Director Edberto

Jovanna

Actor

Última escena de muerte

Tristán se encuentra en el escenario como Tiberius interpretando la última escena de la obra del Director Edberto, tiene una pistola en las manos. Jovanna lo acompaña en la escena interpretando a Julia.

Tiberius: El mar soporta tener peces más hábiles y fuertes que sus olas, pero no admite peces que piensen más allá de la espuma.

Julia: No eres un pez.

Tiberius: No.

Julia: ¿Qué lograrás con eso?

Tiberius se apunta en la sien con la pistola. Apunta a la actriz. Vuelve a ser Tristán.

Tristán: Exactamente aquí. Justo aquí, lograré el impacto que sólo una bala puede dar. Estarás en las paredes. ¿La otra noche no me pediste que ponga una foto tuya en mi habitación?...

Jovanna: …

Tristán: Contesta.

Jovanna: ¿Qué estás diciendo?

Tristán. No me creíste capaz. Es un giro a la historia…Aunque el público no lo entienda… ¿Qué tan buena dijiste que eres improvisando?

Jovanna: Basta Tiberius.

Tristán: ¿Basta…quién? A quién le hablas…Parece que todo se ha vuelto real menos tú. ¿Sabes por qué?... Porque aún no te crees que vas a morir.

Jovanna: No se ha vuelto realidad, sólo por renunciar a ser Tiberius no cambias las cosas. Te asusta tu suicidio. Intentas cambiar el final.

Tristán: Y lo estoy logrando.

Jovanna: Hazlo. Si piensas que matándome cambias tu final, hazlo. Yo no soy ninguna cobarde, no me inquieta la locura.

Pausa Breve. Vuelve Tristán a interpretar a Tiberius.

Tiberius: El mar es complaciente. Nadie tiene el poder sobre el hombre, nadie puede pretender ser un dios.

Se apunta con la pistola. Jala el gatillo. Se escucha un disparo seguido del grito de Jovanna que se disipa en el eco del teatro. Oscuro.

Penúltima escena

Tristán y Crítico

Tristán: Mañana es el día.

Critico: ¿Por qué no huiste?

Tristán: Lo pensé y mucho. Pensé que el sonido del disparo es suficiente… Pero debo evitar jalar el gatillo, las balas se volverán reales como el vino y si jalo el gatillo inevitablemente moriré.

Crítico: …

Tristán: No quiero decepcionar a nadie. El director…Jovanna … Ella se está arriesgando a que la locura de Julia se vuelva real. Que la invada. La locura es peor que la muerte.

Crítico: Eso depende del loco a quien se lo preguntes.

Tristán: No le importa…

Crítico: Entonces ya está loca.

Tristán: ¿Y tú no?

Crítico: Absolutamente, tanto, que estoy seguro de que no pasará nada.

Tristán: Que tú hayas corrido con suerte no significa que yo también. El director siempre cambia de elenco para evitar que el último acto se vuelva real en escena. Pero ahora, por tu crítica, estoy condenado a muerte. El director no quiere poner a otros actores, no puede correr el riesgo de perder tu valiosa y positiva crítica. Necesita mantenerla y cumplir con sus 100 representaciones exactamente con este elenco, condenándome a mí y a Jovanna que somos los únicos que no hemos sido víctimas de la magia de ese libreto.

Crítico: Mala suerte la de los personajes principales. Mala suerte de que la obra sea una tragedia. Si fuera una comedia dudo mucho que quisieras impedir que la última escena se vuelva real.

Entra Jovanna

Jovanna: Lamento interrumpir su plática, pero este lugar está reservado para el ensayo de nuestra compañía, si no es mucha molestia señor, le invito a retirarse. Tenemos horarios muy apretados, por lo menos la gente que sí trabaja, pero le aseguro que el Señor Tristán estará disponible en la noche para tomar un café con usted.

Crítico: Limón y chile, compañero, muy sabrosa combinación. Pero causa gastritis en exceso, recuérdelo bien que por eso yo no puedo tomar ni un simple café. Con su permiso señorita, me retiro…Conozco bien la salida, gracias.

Tristán: ¿Y los demás?

Jovanna: Seguro no tardarán en llegar.

Tristán: Y…¿Qué haremos?

Jovanna: Esperar.

Tristán: Acerca del último acto.

Jovanna: Esperar.

Tristán: Cuando yo te dije eso no lo tomaste con tanta calma.

Jovanna: Sólo te pedí un poco más de compromiso.

Tristán: Soy alguien que se compromete con el alma y el corazón.

Jovanna: No me hagas reír. No sé por qué pensaba que podría creerle a un actor, a un aficionado por cierto, que aún no sabe como dejar de actuar en la vida real, que no entiende la diferencia entre un hipócrita y un profesional en la actuación.

Tristán: Olvídalo, no se puede discutir contigo, siempre ganas.

Jovanna: No es una competencia.

Tristán: Pues lo parece, siempre lo parece, hasta en la forma en la que me miras…Así, exactamente. Puedo leerte muy bien. Aunque intentes mirarme con rabia…Tú me deseas.

Jovanna: ¿Qué? Claro… Clásico, no está diciendo no, quiere decir sí, dice que sólo es un amigo, seguro es su amante, no está con nadie, seguro es una dejada, no está enojada conmigo, seguro quiere tener sexo. No cariño, estoy estupefacta ante tu razonamiento, a ver, mira, ¿esto te parece deseo?... ¿No crees que el deseo es más bien así?... Creo que necesitas entender lo que pasa cuando tengo deseos de algo o de alguien. Cuando deseo una cosa, la obtengo…Cuando deseo una persona…La persona viene a mí, hipnotizada… Justo como ahora caes en mis brazos…

Tristán: Pitonisa…

Jovanna: Cuando deseo, el deseo se apodera de ambos, no sólo de mí y de mi cuerpo. Me expando y me abro como las flores…

Jovanna encarcela a Tristán entre sus piernas y caen ambos en el juego sexual. Sus caderas se conjugan y los gemidos invaden el escenario. Ambos arquean las espaldas y su unión se disuelve en un grito que se ahoga en el pecho de jovanna.

Tristán: Que ingenuo soy.

Jovanna: Cállate, oigo entrar a los demás.

Entra actor

Actor: ¡Ah! Nuestros protagónicos, que bueno que ya están aquí disfrutando de lo que tal vez sea su última noche.

Oscuro

Antepenúltima escena

Director y Tristán

Tristán: ¿No se da cuenta? Esto sólo era jugo, y por suerte que era jugo, porque a veces sólo nos dan agua pintada, pero pruébelo, es vino. Enfrente de nuestros ojos, el jugo se convirtió en vino tinto y…

Director: Odio que mis actores vengan a mí pasados de copas, vienen con reclamaciones y “verdades”. No dudaré en llamar a la policía sino te vas a tu casa a descansar… Es una imprudencia tomar así sabiendo que mañana tienen que presentarse de nuevo.

Tristán: Huelo a alcohol porque el jugo se volvió vino, y terminamos embriagándonos poco a poco en la escena y…

Director: Te estás cayendo de borracho, sal de aquí.

Tristán: No, no, no, a mi no me viene con que estoy borracho, yo no tomo ni en navidad. Lo que le digo es verdad…La primera vez pasó con la primera escena, la segunda puesta en escena se volvió realidad la segunda escena, ¿entiende? ¿Me está oyendo director? ¿Qué no ve? Óigame, que no estoy loco, tal vez un poco pasado por el vino, pero loco no…y…Dios… Dios santo…Jovanna…Jovanna se volverá loca en la última escena y yo…Yo…

Director: ¡Suélteme!

Tristán: Me voy a morir.

Director: Claro que se va a morir, ¡ahogado! Y de paso a mí me va a matar. Si prendo un cerillo seguro explota todo. ¡Jovanna! Llama a la policía… ¡Jovanna! Aunque sea trae a uno de esos fortachones, a esos actores de cuerpo y nada de cerebro para que se lleven a este ebrio o ¿qué? También están ahogados seguro…

Tristán: Me voy a morir.

Tristán y Crítico.

Crítico: No te mueres.

Tristán: Tampoco me crees.

Crítico: Es difícil de creer. Pero… Es comprensible que con tanta presión…

Tristán: No. Yo lo vi. El jugo se volvió vino, los cubiertos se volvieron de plata… La utilería poco a poco se volvió real y después, en cada escena…Y de manera cronológica, los actores van cambiando…

Crítico: utilicen lingotes de oro o el cofre de un pirata a ver si se vuelven ricos…Venden el oro, se vuelven millonarios y dejan de actuar. Harán un bien a la humanidad. Lo que menos necesita el teatro son interpretaciones con intentos de realismo.

Tristán: No comprendes. La última escena yo me disparo y Jovanna termina quedando loca. Si con cada interpretación se avanza una escena, quiere decir que pronto llegaremos a esa…Y nosotros tendremos ese final.

Crítico: No pasará.

Tristán: ¿Qué quieres decir?

Tristán, Director y Crítico

Director: Me atrapaste. Exactamente esa obra tiene ese efecto. Y siempre suelo cambiar al elenco antes de que llegue al la última escena, por alguna razón el encantamiento parece romperse y comienza de nuevo. Nunca he visto qué sucede en la última escena…Hasta ahora.

Crítico: No pasará.

Tristán: Entonces otro elenco presentará su representación número 100 y con eso nos salvamos.

Director y Crítico: No pasará.

Tristán: ¿Qué?

Director: Es culpa suya. Refiriéndose al Crítico.

Crítico: Me declaro culpable.

Tristán: Esperen, estoy mareado, en dónde estoy y con quién estoy hablando.

Director y Crítico: Conmigo.

Crítico: Dile lo que pasa al muchacho. Yo mientras fumo un cigarro que con la nueva ley tengo que aprovechar cada lugar donde se pueda fumar.

Director: Mírame…Mírame, aquí. Sin duda, mi meta siempre ha sido hacer 100 representaciones de alguna obra, y ese libreto cayó en mis manos hace 4 años. Quería dirigirla como nadie, enseguida notamos que el libreto era especial, que la obra terminaba siendo una maldición.

Tristán: No arriesgaste ningún elenco, por qué ahora sí arriesgarás el nuestro.

Crítico: Aquí entro yo, mi joven Tristán, el primer elenco tenía un magnífico actor en el papel de Tiberius.

Director: La crítica me destrozó cuando salvé la vida de ese actor a costa de mi última presentación de la temporada.

Tristán: Tú…Tú lo criticaste sin piedad.

Crítico: No…Yo era ese actor.

Oscuro

Primera Escena

Tristán entra. Se sienta en una silla junto a un comedor donde le sirven vino. Bebe de la copa que le da el actor y entra Jovanna.

Jovanna: Para ser un novato estuviste excelente. Todos hablan de tu casting. Impresionaste al director.

Tristán: Gracias, tú también estuviste increíble…En realidad creo que fue…

Jovanna: ¿Química?

Tristán: De no haber sido por ti mi escena no hubiera salido tan bien.

Jovanna: Te dije que podrías.

Tristán: Me gusta actuar a tu lado.

Jovanna: Es la primera vez que lo intentamos, ahora ya eres libre de actuar donde quieras…No habrá limitaciones, con tu debut en esta obra tendrás más trabajo en el futuro. Te lo aseguro. Ya eres un profesional.

Se besan

Tristán: Mira, las llaves de mi nuevo departamento.

Jovanna: ¡Que bien! Al fin lograste salir de tu pocilga. Apenas nos retiren iré a echar un vistazo. Seguro estará vacío y yo te tengo también una sorpresa… Un retrato mío para que pongas en tu habitación…

Entra Actor

Actor: ¿Tristán? El director quiere hablar contigo.

Entra Director

Director. Se lo diré personalmente.

Tristán: Dígame señor…

Director: Quiero que seas Tiberius…Mi protagónico.

Tristán: Muchas gracias señor… ¡Gracias! Le aseguro que nadie trabajará como yo lo haré…Jamás se arrepentirá.

Director: No espero nada más ni nada menos de ti. Pronto se presentará…La primera escena. Y aquel crítico que ves ahí merodeando, es muy duro con mis actores, pero yo, yo lo soy más.

Oscuro

jueves, 4 de noviembre de 2010

Un cuento de Haruki Murakami

Crisis hoy les vengo a compratir un cuento maravilloso. Áurea
La chica 100% perfecta
Haruki Murakami

Sobre encontrarse a la chica 100% perfecta una bella mañana de abril
Una bella mañana de abril, en una callecita lateral del elegante barrio de Harajuku en Tokio, me crucé con la chica 100% perfecta.
A decir verdad, no era tan guapa. No sobresalía de ninguna manera. Su ropa no era nada especial. En la nuca su cabello tenía las marcas de recién haber despertado. Tampoco era joven –debía andar alrededor de los treinta, ni si quiera cerca de lo que comúnmente se considera una “chica”. Aún así, a quince metros sé que ella es la chica 100% perfecta para mí. Desde el momento que la vi algo retumbó en mi pecho y mi boca quedó seca como un desierto.
Quizá tú tienes tu propio tipo de chica favorita: digamos, las de tobillos delgados, o grandes ojos, o delicados dedos, o sin tener una buena razón te enloquecen las chicas que se toman su tiempo en terminar su merienda. Yo tengo mis propias preferencias, por supuesto. A veces en un restaurante me descubro mirando a la chica de la mesa de junto porque me gusta la forma de su nariz.
Pero nadie puede asegurar que su chica 100% perfecta corresponde a un tipo preconcebido. Por mucho que me gusten las narices, no puedo recordar la forma de la de ella –ni siquiera si tenía una. Todo lo que puedo recordar de forma segura es que no era una gran belleza. Extraño.
-Ayer me crucé en la calle con la chica 100% perfecta –le digo a alguien.
-¿Sí? –él dice- ¿Estaba guapa?
-No realmente.
-De tu tipo entonces.
-No lo sé. Me parece que no puedo recordar nada de ella, la forma de sus ojos o el tamaño de su pecho.
-Raro. -Sí. Raro.
-Bueno, como sea –me dice ya aburrido- ¿Qué hiciste? ¿Le hablaste? ¿La seguiste?
-Nah, sólo me crucé con ella en la calle.
Ella caminaba de este a oeste y yo de oeste a este. Era una bella mañana de abril.
Ojalá hubiera hablado con ella. Media hora sería suficiente: sólo para preguntarle acerca de ella misma, contarle algo acerca de mi, y –lo que realmente me gustaría hacer- explicarle las complejidades del destino que nos llevaron a cruzarnos uno con el otro en esa calle en Harajuku en una bella mañana de abril en 1981.
Algo que seguro nos llenaría de tibios secretos, como un antiguo reloj construido cuando la paz reinaba en el mundo.
Después de hablar, almorzaríamos en algún lugar, quizá veríamos una película de Woody Allen, parar en el bar de un hotel para unos cócteles. Con un poco de suerte, terminaríamos en la cama.
La posibilidad toca en la puerta de mi corazón.
Ahora la distancia entre nosotros es de apenas 15 metros.
¿Cómo acercármele? ¿Qué debería decirle?
-Buenos días señorita, ¿podría compartir conmigo media hora para conversar?
Ridículo. Sonaría como un vendedor de seguros.
-Discúlpeme, ¿sabría usted si hay en el barrio alguna lavandería 24 horas?
No, simplemente ridículo. No cargo nada que lavar, ¿quién me compraría una línea como esa?
Quizá simplemente sirva la verdad: Buenos días, tú eres la chica 100% perfecta para mi.
No, no se lo creería. Aunque lo dijera es posible que no quisiera hablar conmigo. Perdóname, podría decir, es posible que yo sea la chica 100% perfecta para ti, pero tú no eres el chico 100% perfecto para mí. Podría suceder, y de encontrarme en esa situación me rompería en mil pedazos, jamás me recuperaría del golpe, tengo treinta y dos años, y de eso se trata madurar.
Pasamos frente a una florería. Un tibio airecito toca mi piel. La acera está húmeda y percibo el olor de las rosas. No puedo hablar con ella. Ella trae un suéter blanco y en su mano derecha estruja un sobre blanco con una sola estampilla. Así que ella le ha escrito una carta a alguien, a juzgar por su mirada adormecida quizá pasó toda la noche escribiendo. El sobre puede guardar todos sus secretos.
Doy algunas zancadas y giro: ella se pierde en la multitud.
Ahora, por supuesto, sé exactamente qué tendría que haberle dicho. Tendría que haber sido un largo discurso, pienso, demasiado tarde como para decirlo ahora. Se me ocurren las ideas cuando ya no son prácticas.
Bueno, no importa, hubiera empezado “Érase una vez” y terminado con “Una historia triste, ¿no crees?”
Érase una vez un muchacho y una muchacha. El muchacho tenía dieciocho y la muchacha dieciséis. Él no era notablemente apuesto y ella no era especialmente bella. Eran solamente un ordinario muchacho solitario y una ordinaria muchacha solitaria, como todo los demás. Pero ellos creían con todo su corazón que en algún lugar del mundo vivía el muchacho 100% perfecto y la muchacha 100% perfecta para ellos. Sí, creían en el milagro. Y ese milagro sucedió.
Un día se encontraron en una esquina de la calle.
-Esto es maravilloso –dijo él- Te he estado buscando toda mi vida. Puede que no creas esto, pero eres la chica 100% perfecta para mí.
-Y tú –ella le respondió- eres el chico 100% perfecto para mi, exactamente como te he imaginado en cada detalle. Es como un sueño.
Se sentaron en la banca de un parque, se tomaron de las manos y dijeron sus historias hora tras hora. Ya no estaban solos. Qué cosa maravillosa encontrar y ser encontrado por tu otro 100% perfecto. Un milagro, un milagro cósmico.
Sin embargo, mientras se sentaron y hablaron una pequeña, pequeñísima astilla de duda echó raíces en sus corazones: ¿estaba bien si los sueños de uno se cumplen tan fácilmente?
Y así, tras una pausa en su conversación, el chico le dijo a la chica: Vamos a probarnos, sólo una vez. Si realmente somos los amantes 100% perfectos, entonces alguna vez en algún lugar, nos volveremos a encontrar sin duda alguna y cuando eso suceda y sepamos que somos los 100% perfectos, nos casaremos ahí y entonces, ¿cómo ves?
-Sí –ella dijo- eso es exactamente lo que debemos hacer.
Y así partieron, ella al este y él hacia el oeste.
Sin embargo, la prueba en que estuvieron de acuerdo era absolutamente innecesaria, nunca debieron someterse a ella porque en verdad eran el amante 100% perfecto el uno para el otro y era un milagro que se hubieran conocido. Pero era imposible para ellos saberlo, jóvenes como eran. Las frías, indiferentes olas del destino procederían a agitarlos sin piedad.
Un invierno, ambos, el chico y la chica se enfermaron de influenza, y tras pasaron semanas entre la vida y la muerte, perdieron toda memoria de los años primeros. Cuando despertaron sus cabezas estaban vacías como la alcancía del joven D. H. Lawrence.
Eran dos jóvenes brillantes y determinados, a través de esfuerzos continuos pudieron adquirir de nuevo el conocimiento y la sensación que los calificaba para volver como miembros hechos y derechos de la sociedad. Bendito el cielo, se convirtieron en ciudadanos modelo, sabían transbordar de una línea del subterráneo a otra, eran capaces de enviar una carta de entrega especial en la oficina de correos. De hecho, incluso experimentaron otra vez el amor, a veces el 75% o aún el 85% del amor.
El tiempo pasó veloz y pronto el chico tuvo treinta y dos, la chica treinta
Una bella mañana de abril, en búsqueda de una taza de café para empezar el día, el chico caminaba de este a oeste, mientras que la chica lo hacía de oeste a este, ambos a lo largo de la callecita del barrio de Harajuku de Tokio. Pasaron uno al lado del otro justo en el centro de la calle. El débil destello de sus memorias perdidas brilló tenue y breve en sus corazones. Cada uno sintió retumbar su pecho. Y supieron:
Ella es la chica 100% perfecta para mí.
Él es el chico 100% perfecto para mí.
Pero el resplandor de sus recuerdos era tan débil y sus pensamientos no tenían ya la claridad de hace catorce años. Sin una palabra, se pasaron de largo, uno al otro, desapareciendo en la multitud. Para siempre.
Una historia triste, ¿no crees?
Sí, eso es, eso es lo que tendría que haberle dicho.

viernes, 1 de octubre de 2010

Criticuento #8: Crucigrama

Un insecto lepidóptero de alas amarillas y antenas oscuras volaba sobre la masa de agua salada del caribe. Iba confiada de que el árbol de tronco áspero con hojas precioladas y productora de dátiles no le provocaría daño alguno. Paseaba contenta por su buena suerte hasta que el conjunto de partículas desagregadas de las rocas, aliándose con el fluido que forma la atmósfera en la tierra crearon un movimiento giratorio y rápido del aire, con lo cual provocaron que el insecto lepidóptero de alas amarillas y antenas oscuras tuviera esa acción de cese de funcionamientos de los órganos que tanto evadió en su fuerza o actividad interna sustancial, mediante la que obra el ser que la posee. Solo flotan sus alas amarillas.