Manifiesto Crisiscista

``La crisis es un pozo convexo que nos atrapa dentro, todo el tiempo; y no importa cuánto pase: es el tiempo sin edad que se queda jugueteando en nuestras pestañas y en el rabillo de nuestros ojos para que siempre le miremos de cerca. Simplemente se queda aquí junto a nosotros. La crisis es tener que escribir.´´



domingo, 12 de junio de 2011

La falda y el viento.

``La Falda y El Viento´´
Áurea Mortis



La Vida tiene fascinación de puente en paralelas. Le encanta soplar y revolverlo todo. Y esa Vida es la que me llevó al parque. La que hizo de mi polaroid un puente, la que me presentó primero a tus pierna, un par de artistas que van por la vida cual pasarela, soberbias como monumentos, altivas como la palabra, guiñándole el ojo al fotógrafo en turno; y para mi suerte, el único del lugar, era yo.
Incluso antes de mirar la sinceridad de tus piernas, había observado tu andar. Las pantorrillas; tus rodillas coquetas apenas asomaban la vista al menear tu falta con el compás de caderas, que seguía el swing hipnótico de tu paso. Fue la suave cadencia de tu falda lo que abrumó al viento. Catatónico no se contuvo; quería un baile más liberador, un tango eléctrico, quizás.
Y se hizo un torbellino. Tú hiciste un esfuerzo casi ingenuo, por impedir aquel danzón. El viento agitó, movió, levantó y ¡dejó al desnudo! tus piernas cuando llevó la falda al cielo (también hizo vibrar a la polaroid, que no perdió tiempo). El baile duró hasta después que decidiste, con el calor explotando en las mejillas, tomar asiento en la banca más cercana. O sea: la mía.
Me emocioné al notarte cerca, subyugando con mano firme la anarquía de tu falda, que se dejó a un ligero ondular de llanto. Abrí la boca, la cerré de nuevo. Y no me notaste hasta que busqué reducir distancias; entonces tus ojos de gato negro se afilaron presurosos. La instantánea se agitaba, no sé si por el aire o por el nerviosismo de la mano que la sostenía. Los latidos del viento me taladraban los oídos.
El aire cesó. Todo quedó en calma. Te levantaste. El viento: magnífico, implacable, mi aliado, volvió a agitarse y antes de que la falda volviera a revelarse, te devolviste a la banca. ¡Ninguna broma! el viento se aquietó. Temblaste; supongo de rabia. Mi brazo se extendió a ti, te ofrecía la instantánea. Miraste el objeto, luego tu mirada caminó por mi brazo, causándole zendo escalofrío, hasta encontrarme los ojos.
Tomaste la fotografía. El calor golpeó sin amenaza, y creo que deseaste que soplara un poco el viento. Un incendio se hizo de tu cara. Con enojo te incorporaste. Tirité. ¡No quería que te marcharas, me dejaras en rumores ti!. Me puse en pie, te exigí la instantánea. El viento amenazó con una suave briza. Me miraste y luego observaste la fotografía. Tus piernas. ¡Hiciste un rompecabezas! dos movimientos para cuatro pedazos que dejaste al viento, que a tu marcha se embraveció.
Intentando controlar la falda comenzaste a caminar trastabillando, mientras yo perseguía un pasado, que iba con el viento por entre los jardines del parque; fotografía que hiciste pedazos que se hicieron ninfas. Con la locura vibró la polaroid; giré para mirarte, te capturé como una insignificancia al horizonte. Eso sucede según la perspectiva: cuando nos alejamos nos hacemos pequeños. El viento se amansó; o se fue, quizás tras la falda bailarina.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen cierre, me dejó un buen sabor de boca jajaja, hasta te puede gustar su perversión, supongo fue la intención que, hasta justificado salió el sujeto.
Has tenido un avance notorio a comparación, sentí más orden y claridad. Espero sigas por esa línea de evolución.

Alediyuki :3

Áurea O. León dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ita dijo...

Qué buen pedazo de escritura. Hace tiempo que no leía algo tan bonito y tan bien escrito. Rico en adjetivos y movimiento a la hora de narrar. Me fascinó. Felicidades!