Josué tomó una manzana del frutero de la cocina. Era una manzana grande; su piel era de un granate que daba la ilusión de ser a causa del esfuerzo que la fruta hacía, para no dejar que su interior se comenzara a salir a pedazos.
A los ojos de Josué no era más que una manzana. La mordida que casi se lleva la mitad de la fruta, tuvo un crujir cataclísmico que pasó totalmente inadvertido para el goloso joven. Josué que se había sentado frente a la computadora de su cuarto, sintió el dulce de la fruta deshacerse en la comisura de sus labios y descender por la barbilla.
Sin soltar la manzana, el goloso se levantó de la silla y recorrió con los ojos su cuarto en busca de alguna ropa sucia con la que pudiera limpiarse la boca, y la mano ``Parece que escogí la más jugoza´´ pensó mientras aún continuaba masticando su primera mordida; ya que en su mano comenzaba a sentir derramarse el dulsísimo elixir de la manzana.
Sus ojos antes de dar con la prenda que le serviría cual servilleta, se detuvieron en el espejo de cuerpo entero y se abrieron con tal esmero, que su mirada se puso trémula. No había forma de creer la imagen que se reflejaba; de su boca el líquido que se derramaba era del color de la manzana, y caía acompañado de pedazos grisáceos...
Josué intentó soltar la fruta que el espejo mostraba rebosante en gusanos que se atropellaban entre sangre para caer al suelo, mientras comenzaba a dar pequeños brincos; esos bichos estaba inundando su habitación. Quitó la vista del espejo y miró su manzana y miro el suelo; nada. Por un momento se dibujo una sonrisa que se sesgó de terror cuando, convencido de haber imaginado todo al mirarse, volvió a fijar su vista en el espejo y notar que la inundación ya le llegaba a la cintura. Volvió a apartar la mirada del espejo y miro su habitación; de nuevo nada. No quiso volver la mirada al cristal que reflejaba lo que parecía una pesadilla, e intento caminar para salir de su cuarto. Con dificultad consiguió apenas moverse. Entonces notó que no sentía nada del pecho para abajo. Intentó gritar de terror, pero para cuando el grito comenzaba a salir de sus labios, fue como si una ventolera entrara furiosa por su boca.
Cuando la madre de Josué lo encontró, el goloso yacía morado en el suelo de su habitación. Muy cerca de su mano estaba una manzana a medio comer.
7 comentarios:
me gusto mucho, eso de goloso :) saludos
Wácala con la manzana gusanera XD
Una revisión más. me costó un poco de trabajo al leerlo en voz alta. Pero creo que capté la idea.
me gustaria mas que el comienzo lo contara la manzana y luego el goloso
que sufre eso de los gusanos...
por qué salen los gusanos???
Me gustó mucho tu relato medio grotesco XD
oh dios!!!
fui el único que criticóoooo!!!
Ö
demonios!
y no estoy en posición para hacerlo!!
sólo recuerda, aurea, que los aduladores son peligrosos!!
aunque tambien ale sugirió una revisión más... yo también la sugiero, aunque también sugiero unas 400 más; porque ultimamente he pensado que un texto no se termina hasta que el autor muere.
Comienzo a pensar igual que tú, Cisneros. Claro que estás en toda la posición de criticar (bueno, creo; deberías enseñarme cuál es la dichosa pose, para un día de éstos, hacerlo bien)
Todos los comentarios son bien recibidos.
Ü
(hasta los que saben a Menta)
...Aurea
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